Intenso movimiento en zonas costeras y en los paseos comerciales,
A pesar de las entidades bancarias cerradas y de la suspensión de las clases, la ciudad tuvo hoy un ritmo casi normal. Después del mediodía una vez concluída la movilización que repudió el intento de magnicidio a la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, el centro y otros sectores como la costa mostraron un movimiento casi habitual.
En muchos de los establecimientos educativos se pegaron carteles en la puerta de entrada anunciando que estaban “sin clases por decreto presidencial”.
Si bien las unidades del transporte urbano de pasajeros transitaron las calles marplatenses cumpliendo con el esquema de feriados y fin de semana, los autos parecieron avanzar sobre los espacios. Incluso, en áreas costeras como el paseo Jesús de Galíndez a media tarde, era casi una misión imposible conseguir un lugar para estacionar.
A pesar del incesante viento sur, algunos optaron por pasar parte del día frente al mar andando en patines y skate, tal como hicieron Malena Deffa junto a sus tres hijos y una sobrina, en el sector Biología de Playa Grande.
“Los abrigué y los traje -contó a LA CAPITAL- porque está muy lindo al sol y es feriado, así que opté por sacarlos de casa porque sino se quedan pegados a la Play”.
El feriado fue acatado mayoritariamente por el sector público, ya que la mayoría de los comercios de distintos rubros permanecieron abiertos en los distintos centros comerciales de la ciudad, como San Juan, Alem, Juan B. Justo y Güemes, entre otros.
Todo igual
En tanto, en los shoppings el ritmo de trabajo fue el habitual, con la apertura de los locales, sectores gastronómicos y cines. Y en calles céntricas, como Rivadavia o la peatonal San Martin, el incesante ir y venir de peatones entusiasmó a muchos de los comerciantes que promocionaban las ofertas de sus productos a través de los grandes carteles en las vidrieras.
“Si, hay ritmo de feriado, porque hay mucha gente caminando, pero la verdad es que las ventas están más frías que el día”, reseñó entre risas, Carlos, desde detrás del mostrador de su zapatería. “Salimos a dar una vuelta, estuvimos en la costa a ver si aparecía alguna ballena y después de la caminata nos vamos a premiar con una merienda”, señaló Héctor García, junto a su mujer Isabel.